29 de diciembre de 2009

cambio climático e insostenibilidad


¿Están ambos conceptos unidos necesariamente correlacionados a modo de vasos comunicantes? Creo que existe cierta confusión al respecto, pues parece que se desea transmitir la idea de que toda insostenibilidad es causa o consecuencia (tanto da) del cambio climático.Y está claro que esto no es así.
No discutiré que el cambio climático puede abocar a nuestro planeta a una situación insostenible , ni que los hábitos insostenibles de nuestra civilización estén generando alteraciones en el clima de la Tierra. Lo que planteo es la consideración de la insostenibilidad desligada de cualquier noción de cambio climático, es decir, que las prácticas humanas (hiperconsumismo, hiperpoblación, contaminación...)hagan de este mundo un espacio inhabitable. De hecho, como he comentado en alguna entrada anterior, varias civilizaciones se derrumbaron a causa del desequilibrio catastrófico entre sus poblaciones y su entorno, por pura insostenibilidad, sin mediar cambio climático alguno. Y en el caso actual, la hipotética pero muy concebible sucesión de degradación de suelos-deforestación-sequía-hundimiento de cosechas- hambre y oleadas de refugiados medioambientales-guerras-devastación generalizada no tiene por qué ser vinculable a una fluctuación climática

La trampa de ligar necesariamente ambos términos consiste en que , si por ventura se demostrara que el cambio climático es ficticio (algo que veo sumamente improbable, habida cuenta de las abrumadoras evidencias que apuntan a su existencia), ello supondría automáticamente que se disolviera la idea de la insostenibilidad, con lo que se mantendría la confianza ciega en la perdurabilidad de nuestro sistema económico.No hay cambio climático, luego todo va bien

Es fundamental, pues, separar ambos conceptos y , más allá del debate climático (que de ninguna manera hay que minusvalorar) plantear seriamente si un sistema basado en el crecimiento perpétuo es viable a medio plazo.

23 de noviembre de 2009

Test

La prueba del algodón de la ética: averigua si tu opinión ante una cuestión de carácter ético se fundamenta o no en tu interés; si compruebas que todos tus juicios coinciden con tu interés personal, cabe poner dichos juicios bajo sospecha: en muchas ocasiones los criterios éticos esconden un interés personal; los juicios sobre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto suelen disolverse ante lo que a uno le conviene y/o gusta.
Recuerdo que un alumno me dijo que estaba en contra de la tauromaquia . Cuando le pregunté si también mantenía opiniones similares en otros aspectos de la explotación animal, como la alimentación, dudó y dijo que no, que eso era una cuestión diferente. Sin duda, en el primer caso, su juicio estaba fundamentado en su nulo interés por los toros; no le gustaba. Por contra, en la otra cuestión primaba su interés particular por el resto de formas de explotación animal: disfrutaba comiendo carne, vistiendo cuero, etc.
Es fácil emitir juicios éticos cuando nada te vincula con el asunto tratado. Lo que realmente tiene valor es mantener una postura cuando ello te supone un coste o peaje personal. ¿Renunciarías a algo que te gusta mucho cuando te enteraras que ese algo se obtiene de forma injusta?

15 de noviembre de 2009

puñetazo al corazón


Pues sí, hoy acabo de recibir un fuerte puñetazo en el pecho, y me ha alcanzado en pleno corazón. El autor de esta agresión se llama "HOME". Su delito:en 130 minutos me ha arrancado bruscamente de mi plácido bienestar y me ha propinado una sonora bofetada en forma de cuadro general del mundo. Con unas imágenes espectaculares y reveladoras ha ido mostrando de una forma contundente, descarnada, cómo los humanos estamos convirtiendo a este planeta en una auténtica mierda. Conocida es la frase de Schopenhauer:"el hombre ha hecho de la tierra un infierno para los animales" Y para muchos humanos, cabe añadir.Lo curioso es que el insigne pensador vivió hace 250 años. ¿Qué diablos diría ahora?

Si bien el principio del documental transcurre de una forma un tanto lenta y espesa, hacia la media hora se van destapando los hechos, y lo que sale hiede de verdad; el espectador se ve confrontado con la inmensa locura que conlleva el modo de vida occidental: a través de una serie de escenas aéreas, a la vez hermosas y lamentables, se muestran las tremendas heridas que estamos infligiendo a diferentes zonas de la Tierra y el corazón duele -literalmente- con las brutales imágenes del 3er Mundo, los verdaderos paganos de esta tremebunda crisis demográfica y medioambiental que se va manifestando con fuerza creciente.

Lo bueno de este tipo de programas es que , tesela a tesela, podemos ir componiendo el mosaico completo de nuestro planeta. Es posible que, apoltronados en la diminuta celdilla uterina en que vivimos nos formemos una idea distorsionada de la realidad, que no veamos el problema general, pero si vamos uniendo cabos tendremos conciencia del cuadro más o menos completo, que resulta ser más que inquietante. Claro que quienes ocupamos los nichos de privilegio quizás no seamos conscientes - o no queremos serlo-, de la iniquidad inherente del modelo actual de desarrollo, pero nuestra perspectiva sería radicalmente diferente si habitáramos en infiernos humanos como Lagos, o en ex-paraisos en frenético proceso de degradación, como Indonesia , Amazonia o Malasia.

Lo malo de estos programas es cómo le dejan a uno: magullado, conmocionado, y preso de un tremendo sentimiento de culpabilidad. Las lágrimas derramadas denotaban angustia, al contemplar la inmensidad de la sistemática destrucción, e impotencia, por ser consciente de que la solución no está en manos de uno, sino en la de varios miles de millones de personas, en absoluto dispuestas a alterar sus hábitos a no ser que las cinematográficas escenas apocalípticas de Roland Emmerich lleguen a tomar cuerpo, en cuyo caso, será obviamente demasiado tarde.

Y ante la especial urgencia de la situación, ya que científicos, biólogos y climatólogos califican este momento como el más decisivo en toda la historia del Homo sapiens , no alcanzo a comprender cómo no se dan expresiones públicas de rabia por parte de la población concienciada. No me explico cómo los Medios de comunicación no se hacen eco como es debido de unas amenazas que han dejado de ser meras hipótesis (¿no es lógico pensar en programas como HOME, LA HORA 11 u otros del estilo, emitidos en horario de máxima audiencia y acompañados de un debate posterior?). No llego a entender a esta población abúlica, infantilizada, apacentada por la sociedad del bienestar, dispuesta a abdicar del conocimiento responsable y comprometido en favor del puro entretenimiento (homo ludens). Acabaremos siendo ahogados por nuestro propio detritus, y desde luego mereceremos la muerte por empacho.
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11 de octubre de 2009

Anuncios pseudobucólicos



Cada vez me indigna más ver la capacidad de manipulación de la realidad por parte de determinados spots publicitarios. Vale que la función de la publicidad es presentar el producto de una forma lo más idealizada posible, pero habría que determinar cuidadosamente cuáles son los lindes entre el maquillaje embellecedor y la pura publicidad engañosa.

Se pueden encontrar tales contornos difusos en múltiples tipos de anuncios, pero me centraré en un par que, casualidad, tocan el ámbito animal que, lo admito, tanto me obsesiona.

Fijáos en el de "Casa" Tarradellas, en el que mediante una suave melodía se nos presenta una Masía tradicional situada en pleno campo, entre doradas espigas, de donde se da a entender salen artesanalmente las pizzas y el espetec. La verdad es que ignoro si hay alguien tan inocentón como para imaginarse un cuadro así de bucólico, cuando la realidad, mucho más prosaica, es la de una gran nave donde los ingredientes van pasando por una cinta transportadora ante el control y manipulación de una serie de eficientes operarios, todo ello en un ambiente completamente aséptico, tecnificado, industrial. No,la evocación de esos caseríos anclados en el tiempo, donde el niño urbano admira la sabiduría rural del encantador abuelete en absoluto tiene lugar en las plantas de Tarradellas. Tampoco los cerdos, la "materia prima" del espetec y del jamón, se revuelcan alegremente por los barros que rodean a esa inexistente granja, ni las vacas que , digamos, aportan la leche y el queso de los productos Tarradellas, pacen en los amplios valles circundantes.Por desgracia, todo cambia por completo una vez nos apeamos de este cuadro pastoril ofrecido por la mercadotecnia Tarradellense.

Algo parecido ocurre con los spots de Mac Donalds con que machaconamente nos martillean todas las cadenas televisivas , donde se muestran vacas apaciblemente pastando en campo abierto, en unos valles de intenso verdor. Uno no puede evitar pensar en lo bien que se encuentran; ¡Pero si sólo les falta sonreir! También en este caso la tonadilla es agradable, tranquilizadora, como si musicalmente se nos quisiera transmitir un mensaje de paz cuasigandhiano:"todo es correcto, consumidor, no te preocupes por naaada" Y el remate a la mistificación publicitaria es el cuidado que se toma por denominar al producto cárnico como "carne de vacuno", con lo que se evita mencionar el mucho más biológico término "vaca", que pudiera llevar a plantear preguntas incómodas e impertinentes.

Esta manía por pintarnos un cuadro bucólico, falaz hasta la náusea, se repite en otros anuncios relacionados con productos animales (leche, queso, jamón...) Es posible que los consumidores estén dispuestos a dejarse inyectar esos anuncios-placebo, a tragarse la engañifa de animales felices -después de todo,como partes interesadas, les conviene hacerlo- , pero para aquellos que quieran conocer la verdad desnuda, basta una ojeada por cualquiera de esos pabellones de engorde que salpican toda nuestra geografía para que toda esa hermosa imagen pastoril quede abruptamente hecha trizas.

Está claro que este mundo es de quienes poseen los medios económicos de imponer su visión falseada de las cosas. A quienes sabemos cómo es la triste realidad sólo nos queda el pataleo y la remota esperanza de que alguna vez estos burdos fraudes queden al descubierto
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27 de septiembre de 2009

Los mugidos del silencio


En ocasiones me pregunto si merece la pena seguir enterandome del dolor y sufrimiento que no me rodea, que no escucho, que no observo, pero que indudablemente existe. Pienso si en lugar de sumergirme en toda la mugre que desprende esta civilización brutal y sanguinaria pero cuidadosamente lavada y de aspecto lustroso, no debería mirar a otro lado y, simplemente optar por desapegarme de todo ello. Al fin y al cabo, esto es lo que hace la gente, actuar como si no existiera un apestoso cenagal de injusticias y atropellos más allá de nuestras narices, o, peor aún, hacer como si nada nos vinculara a él. Y a uno le tienta eso de no darse por enterado, pues al leer sobre el horror uno lo interioriza y el sufrimiento acaba por impregnarle a uno, por ósmosis, y se corre el peligro de dejarse arrastrar por la desesperación, por el hastío vital, por el lóbrego tunel de la misantropía. Dan ganas, pues, de dar un portazo al desván de los horrores y sumarse al mundo de yupi, al disneyworld infantilizado de Nunca Jamás donde nada abyecto tiene lugar. No parece tan complicado: en lugar de digerir amargos documentales de denuncia, puedo disfrutar con "Shrek" o con comedias del tipo "American Pie" y en lugar de retorcerme con la lectura de "Eternal Treblinka" o "Ecocidio", puedo pasármelo pipa con "El señor de los anillos", ¡escapismo a tope! Bueno,también se puede ir infinitamente más lejos y hacerse fan icondicional de er Betis o dedicarse a seguir la pista de las andanzas de Belén Esteban o de Pipi Estrada...Y es que disponemos de un amplísima gama de divertimentos de diferentes grados de alienación. En fin, que es cierto que si el conocimiento de la realidad conduce a la amargura, uno tiene la opción de huir de esa realidad y convertirse en un ignorante feliz. Claro que sospecho que entonces me atormentaría el "prefiero ser un Sócrates insatisfecho que un cerdo satisfecho" ¡vaya, entonces resulta que mejor ser un amargado informado que un risueño escapista! Será que quien sale de Matrix no está dispuesto a volver a él, por muy desagradable que sea la estancia en el "nabucodonosor" y placentera la vida en la caverna. A amargarse, pues.
Todo esto viene a cuento por mi reciente lectura de un capítulo del libro "Thanking the Monkey", en el que se relatan las desventuras de todo ternero que haya tenido la inmensa desgracia de nacer de una madre procedente de una planta de produción láctea. Y , sí,he padecido intensamente al ponerme en el lugar del recién nacido, al que a los pocos días de vida le apartan de su madre, a la que no volverá a ver jamás, y lo condenan a una miserable existencia de aislamiento, angustia e inmovilidad dentro de un minúsculo cajón -los infames veal crates-. Me cuesta figurarme un acto más vil y despreciable que esto, todo un símbolo del absoluto desprecio (en su sentido original:quitar valor)que los humanos tienen de la vida animal. Pasarán los días, y las semanas, en las que la desgraciada criatura, desesperada por su completa inmovilización, angustiada por su extremo confinamiento, privada de su leche materna, recibirá un sucedáneo lácteo ausente de hierro (para que su carne tenga un aspecto claro y sonrosado, tan apreciado por los sibaríticos consumidores), lo que acrecentará si cabe su tormento. Y así, tras unas catorce semanas de suplicio, el pobre animal habrá de encontrar su liberación en el matadero.
¿Extraña que maldiga a una civilización que es capaz de asumir tales prácticas como un hecho normal?
Los nazis no solían detestar a sus víctimas; simplemente concedían un valor nulo a sus vidas. De igual manera, la presente sociedad nazi tampoco odia a sus miles de millones de esclavos animales sino que ha llegado al extremo de considerarlos como meros objetos de mercado.Cuando la lógica (?) industrializadora se aplicó al ámbito ganadero, el criterio preeminente fue la eficiencia en la producción, con lo que los animales fueron "producidos" y criados de una manera mecanizada, sin tener la menor consideración por sus intereses vitales más básicos. Así se explica la concentración del mayor número de animales en el menor espacio posible, los sistemas modernos de cebado intensivo, la administración sistemática de antibióticos y hormonas, así como las diversas formas de manipulación de los prisioneros para maximizar la producción (castración, amputación de rabos,cuernos, picos, dentadura...todo ello sin anestesia) Y es aquí donde podemos enmarcar la mencionada brutalidad a la que se somete a millones de terneros recién nacidos, en medio del más completo desconocimiento o indiferencia de la ciudadanía, sólo preocupada por disponer de un suministro regular de productos animales baratos.
Me pregunto que ocurriría si alguna gran cadena televisiva emitiera un reportaje sobre la infravida de los terneros...¿Cuál sería la reacción del gran público? Si su respuesta expresara una fracción de la indignación que se me apodera cada vez que pienso sobre ello, el escándalo sería mayúsculo. Claro que, ingénuo de mí, tal emisión nunca tendrá lugar en tanto que los medios de comunicación sean cautivos y cómplices de los intereses económicos que hacen posible esta indignidad.
Por lo menos, espero que por medio de estas líneas podáis imaginar lo que se me pasa por la cabeza cada vez que observo a alguien dar cuenta de un "buen" vaso de leche...una leche manchada de sangre

20 de septiembre de 2009

¡Malditos bastardos!


Aprovecharé el título de la última peli de Tarantino para calificar de "malditos bastardos" a los organizadores del nauseabundo rodeo celebrado recientemente en Madrid. No contentos con las manifestaciones de tortura patrias (la fiesta nacional) tienen que importar barbarie de otras tierras. Porque barbarie es hacer un show del desesperado sufrimiento de un animal inocente al que han estrujado su cuerpo con unas correas alrededor de sus genitales, de ahí sus violentas, enloquecidas contorsiones, que la gente erróneamente atribuye a su condición de animal salvaje.
Las corridas de toros se exportan a Las Vegas, a China, mientras que nos abrimos gustosamente a importar exóticas formas de tormento a los animales; curiosa globalización de la brutalidad humana. En lugar de ahondar en nuestra capacidad de empatía, hay quienes buscan nuevos medios de saciar su sádica sed de violencia. Supongo que la máxima Gandhiana:"la grandeza de una nación y su progreso moral de una nación pueden ser juzgados por el modo en que se trata a sus animales" puede aplicarse a seres humanos individuales. Por eso no dudo en exclamar: ¡malditos bastardos!

16 de agosto de 2009

¿Respeto a la especie?


El otro día vi el anuncio televisivo del FROM, ése en el que sale un tipo ataviado de marinero y afirma con un tono enfático:"respetar las tallas mínimas está en nuestras manos. Y es tan fácil como esto" y a continuación salen las medidas convenientes de una merluza, un boquerón y una sardina. Y me acordé del otro anuncio en el que se aboga por la pesca tradicional del Bonito del Norte y se remata con un "respetuosa con la mar y con la especie" Como puede verse, el sector pesquero gusta de emplear este concepto de "respeto" y lo aplica de un modo un tanto particular:al mar, a las tallas mínimas, a la especie...Y todo esto me recuerda también a la actitud del ecologismo estándar (Greenpeace, Ecologistas en Acción, etc) que lanza ciertas iniciativas tendentes a la defensa y protección de determinadas especies con vistas a evitar su inminente extinción. Se trata de llamativas campañas para defender al lince ibérico, a la ballena Yubarta, al oso pardo cantábrico etc.
El caso es que puede parecer chocante el vincular las campañas de ecologistas con las del sector pesquero, pero se aprecia claramente que ambos comparten una misma idea: preservar las especies. ¿Con que fin? En el caso del FROM no cabe duda alguna de que las especies tienen un valor puramente instrumental; sirven para que el ser humano pueda hacer uso de sus individuos indefinidamente, es decir, que el suministro de pescado nunca se agote. En cuanto a los grupos ecologistas, los motivos son bastante más diversos y habrá quienes hablen del valor intrínseco de las especies y otros que defenderán su valor instrumental.
En todo caso, insisto, todos hablan del respeto a la especie. ¿Pero qué diablos son las especies?
En realidad, una especie no deja de ser una forma de abstracción: la colección de individuos que tienen la capacidad de reproducirse entre sí. Es curioso, pero esto recuerda bastante al problema planteado por Platón hace 25 siglos,en el que , mediante una radical división de la realidad, distinguía los objetos del Mundo Sensible (árbol, caballo), de las Ideas que habitan el mundo Inteligible, más allá de la realidad material (La cualidad de árbol o "arboreidad" , la esencia del caballo o "equinidad"),siendo para el ilustre filósofo mucho más real la Idea que el ser concreto y material. Pues, salvando las distancias, en el caso que nos ocupa, tanto para los grupos ecologistas como para los intereses pesqueros lo que cuenta es la abstracción, la especie, y no los individuos concretos que la integran, que pueden ser convenientemente sustituidos unos por otros. Esto queda bien retratado con la actitud de ciertos miembros de Greenpeace que no veían contradicción alguna en alertar sobre la situación de los cetáceos al mismo tiempo que daban buena cuenta de un suculento plato de ballena en un restaurante japonés.
Y así reparamos en el principal punto de desencuentro entre los grupos animalistas y los ecologistas estándar (insisto en calificarles como estándar para distinguirlo de otros tipos de ecologismo que sostienen puntos de vista diferentes): mientras que aquéllos ponen el énfasis en los individuos concretos,como sujetos de su propia existencia, en su deseo de de vivir en libertad y sin sufrimiento, éstos desdeñan esta cuestión y se centran en luchar por la pervivencia de las especies , sin preocuparse por la calidad de vida de sus integrantes. Es decir, los atunes pueden consumirse sin reparos éticos de ningún tipo, pero es fundamental que los atunes abunden. Esto equivale a un "pezqueñines no gracias", indistinguible de los intereses pesqueros.
Los partidarios de la Liberación Animal hemos sido frecuentemente acusados de no sumarnos al cada vez más poderoso movimiento medioambientalista, de trazar una clara línea divisoria respecto a ellos. Se dice erróneamente que ambos tendemos hacia objetivos parecidos , cuando la crucial distinción entre el respeto al individuo o el respeto a la especie dinamita toda conjunción de intereses.
Con todo, uno prevé que el ecologismo evolucionará con el tiempo hasta una inequívoca llamada a llevar una dieta vegetariana, aunque esto sea solamente en razón de la cada vez más evidente insostenibilidad del actual modelo pecuario, emisor de enormes cantidades de metano, generador de enormes cantidades de residuos,derrochador de agua y tremendamente ineficiente como productor de alimento. No serán motivos éticos los que les llevarán a tal cambio de postura, pero al menos esto abrirá nuevas posibilidades de entendimiento con ellos. Hasta entonces, lamentablemente, no queda otra que situarlos junto al FROM...

5 de agosto de 2009

¿Hay alguien ahí?



¿Qué nos dice una mirada bovina? Probablemente poco; habrá quienes, en una suerte de impulso pavloviano vean tan sólo un filete. Otros observarán un semblante opaco, apenas expresivo, del cual extraerán la idea de un ser emocionalmente amorfo. Si además pensamos en sus monótonos y aparentemente anodinos hábitos de comportamiento (pastar-descansar) ya tenemos todos los ingredientes para clasificar a una vaca como un ser apático,plano, escasamente interesante e incluso poco interesado en su propia existencia. Y a partir de aquí es fácil caer en la tentación de considerarla como poco más que una gran fuente de carne y/o leche.Porque su gran maldición es que su inexpresivo aspecto y apacible carácter la convierten en un animal altamente "cosificable", un error de bulto que responde a un descarado interés (el de explotarla a nuestro antojo) y que por otra parte obedece a un pecado de antropomorfismo frecuente entre los humanos: desde tiempo inmemorial -véanse las prácticas totémicas- hemos tendido a ensalzar las cualidades animales admirables para el ser humano, mientras que hemos despreciado a aquellos animales carentes de ellas. Por eso se reverencia el "coraje" del león, la fuerza del toro,la "inteligencia" del elefante, la "fidelidad" en el perro, la, digamos, "dignidad" del águila....pero apenas encontramos en la vaca un valor en el que quisiéramos vernos reflejados.De esta manera, tanto por interés como por este tipo de criterios antropomórficos, se jerarquiza el valor de las distintas especies de una manera tan arbitraria como injusta, pues se desdeña completamente una característica objetiva común a todas las especies: su interés por vivir

Y el caso es que, recién llegado de la granja santuario de California ,tras haber tenido el privilegio de interactuar con varios de sus residentes, me duele especialmente esta ínfima consideración que se tiene a los denominados "animales de granja". Allí pude observar que, lejos de la imagen abúlica e indolente que nuestra sociedad proyecta sobre estos animales, era evidente que cada vaca, cada cabra, cada cerdo poseía unos rasgos propios, una individualidad en suma, así como una disposición particular hacia los visitantes humanos que se acercaban a ellos. En el caso de los bóvidos, por ejemplo, había individuos amistosos, algunos incluso entusiastas - a juzgar por los briosos lametones que nos "propinaron"-, mientras que otros nos demostraron una total indiferencia , cuando no hostilidad desde la distancia. También me impresionó el carácter amistoso de las cabras, visiblemente alborozadas por tener la oportunidad de jugar con humanos, que frecuentemente expresaban a base de suaves empellones

Sí , definitivamente en esos seres hay "alguien" y no "algo", como pretenden hacernos creer quienes tienen intereses comerciales en su salvaje explotación. Es maravilloso sentir el pálpito de un deseo de vivir gozoso, puro, desprovisto de trampas ni artificios. Emociona asistir a una escena en la que la vida no queda ahogada ni desvirtuada por espurios intereses humanos. Y conmueve observar a esta exigua muestra de seres afortunados,en brutal contraste con millones de congéneres suyos que languidecen y se pudren hacinados en pabellones de engorde y exterminio donde son exprimidos sin piedad; este díptico tan dispar expone de forma descarnada por un lado el crimen que la especie humana ha venido perpetrando contra la dignidad de la vida animal, y por el otro muestra cómo deberían ser las cosas en un mundo donde los conceptos de respeto, empatía y justicia no quedaran circunscritos a nuestra propia especie. Urge una reevaluación del lugar del ser humano con respecto a su entorno; se impone la superación crítica de la mentalidad social imperante que ve cosas donde hay animales sensibles. Ojalá algún día la gente mire a una vaca a los ojos y vea a "alguien" y no "algo". Merece la pena luchar por ello.

30 de junio de 2009

en torno al especismo



En los ámbitos animalistas es frecuente oir los términos "especismo", "especista" y "antiespecista", pero mucho me temo que la acepción de cada uno de estos conceptos puede diferir bastante entre quienes los manejan.Y es que ¿Hasta qué punto todos entendemos lo mismo por "especismo"? En el reciente Congreso vegetariano celebrado en Santander, mi admirado Samuel Guerrero trató de dilucidar esta cuestión en su emotiva ponencia "El especismo existe. El veganismo, también". En ella, se propuso entre otras cosas averiguar cuál es el origen de nuestros prejuicios especistas, para, una vez definido, sugerir la solución para combatirlos.Y recuerdo que me llamó bastante la atención su retrato del ser humano como no especista por naturaleza y que son "factores exógenos" como la educación, la familia y los medios de comunicación los que van imponiéndonos las sucesivas capas especistas que acabarán por adherirse a nuestra personalidad. En pocas palabras, que es la cultura humana la que convierte en especista a un humano de natural no especista. Se trata de un enfoque atractivo,de un estilo marcadamente rousseauniano,y muy conveniente para nuestros fines, pero considero que la realidad es bastante más compleja que todo esto. Es posible que el error consista en tener una idea demasiado monosémica, encorsetada del especismo, y que por el contrario habría que distinguir diversos niveles y matices en este concepto. Y para profundizar en el tema, creo imprescindible una seria reflexión sobre la naturaleza humana:¿Qué somos por naturaleza? Quizás así podríamos determinar si el especismo tiene una base biológica o por el contrario cultural de tipo antropogénico.O acaso una mezcla de ambas...
Como no dejamos de ser un producto de la evolución, podría resultarnos de cierta utilidad observar a los animales no-humanos para así determinar si cabe pensar en una actitud especista, o al menos embrionariamente especista en ellos. Vertamos sobre ellos la definición de "especismo": ¿Es cierto que los chimpancés discriminan a otras especies, las tratan peor por el mero hecho de no ser chimpancés? Ciertamente, no parecen tener una gran consideración hacia las termitas, que devoran con fruición, ni siquiera hacia sus filogenéticamente más próximos monos colobus, a los que cazan en espectaculares expediciones. Tampoco cabe suponerles afligidos ante un cervatillo recién cazado por un leopardo. Por el contrario, impresiona cómo observan los patrones de comportamiento establecidos por la comunidad de chimpancés, en los que asistimos a constantes ejemplos de amistad, altruismo recíproco,lealtad, y una amplísima variedad de comportamientos regulados. Visto así, parece lícito pensar en un nivel elemental de especismo en los chimpancés. Tampoco podemos olvidar que entre casi todas las especies animales existe este comportamiento básico que discrimina (distingue) con claridad los individuos de su propia especie de los que no lo son. Así, no resulta concebible el que un hurón devore a otro hurón, y sí lo haga sin miramiento alguno cuando se trata de un conejo...¿Es esto especismo?
Probablemente haya quienes objeten a esto que es ilógico aplicar el término "especismo" fuera del ámbito humano (con lo que habría que replantearse su definición...), ante lo cual sugiero reflexionar sobre la situación de un grupo humano aislado,libre de toda injerencia cultural previa, o, lo que es similar, pensemos en nuestros más remotos antepasados humanos , en un homo sapiens pretecnológico y precultural (en realidad dudo de que tal cosa sea posible, que el homo sapiens sea indisociable de la cultura y tecnología que debió de crear desde sus mismos comienzos...pero en fin)¿Es realista concebir un tipo humano naturalmente no especista, y que considerara a las demás criaturas en un plano similar a los de su propia especie? De ninguna manera; en la misma línea que lo comentado sobre los hurones y chimpancés, no cabe duda de que en ese homo sapiens primigenio existiría necesariamente una radical diferenciación entre sus congéneres y los que no lo fueran.En consecuencia, creo firmemente en esta suerte de "especismo Biológico" presente al menos en los grupos taxonómicos más próximos (que ya me estoy imaginando referencias a los insectos, por ej, de la mantis, para intentar refutar mi idea...), del que ciertamente no escapa nuestra especie. Así,esta capacidad de discriminación entre la propia especie y las especies ajenas, con todas las consecuencias que ello acarrea, tiene pleno sentido desde el punto de vista evolutivo y, al contrario, hubiera sido biológicamente contraproducente, incluso en ocasiones desastroso el que esto no hubiera tenido lugar.
No obstante, el hecho de afirmar la existencia de este tipo de especismo básico no excluye el que también se pueda determinar otra clase de especismo, calificable de "antropogénico", propio y único del ser humano que sí se deriva de nuestro desarrollo cultural, generador de tradiciones y valores perdurables. Está claro que es a esto a lo que se refiere la gente cuando emplea la palabra objeto de este artículo. No cabe duda de que , por nuestra maravillosa variabilidad, cada sociedad humana ha ido tejiendo cosmovisiones de muy diversa índole, y algunas culturas han abogado por una mayor inserción del ser humano en la naturaleza que otras, más dadas a encapsular a nuestra especie en un áura de sacralidad ("la especie elegida", dicen)
En cualquier caso, en casi todas las sociedades humanas se ha dado un cierto grado de discriminación arbitraria de los demás animales. Nos gusta pensar que tal discriminación se debe en su origen a la más pura necesidad , que nuestros antepasados humanos se vieron obligados a alimentarse y vestirse con otros animales, y así abrigamos la idea de que, en un hipotético marco de un clima ideal, rodeados de tierras que ofrecieran abundantes frutos, plantas y semillas, nuestro especismo brillaría por su ausencia...La verdad es que esta idea no llega a convencerme y, una vez más , tiendo a pensar que el especismo está mucho más pegado a nosotros de lo que queremos reconocer.

Quizás sea conveniente ahora echar una ojeada al otro concepto, el "antiespecismo" y tratar de especular sobre su carácter. Si bien previamente he hecho hincapié en una poderosa tendencia biológica a tratar con desigual consideración a nuestros congéneres de los que no lo son, y a una igualmente marcada deriva cultural que nos lleva a resaltar y glorificar nuestra condición humana en detrimento del resto de los animales, también cabe postular una fuerza que actúa en un sentido opuesto y que, una vez más, es susceptible de sufrir una subdivisión:por un lado los sentimientos de empatía y de contagio emocional interespecíficos, cuyas formas más embrionarias se encuentran presentes en algunas especies animales, y por otro, la "adquisición" de la ética por parte del homo sapiens, rasgo éste que nos corresponde en exclusividad, y que, en función del uso que se haga de ella, nos convierte en el ser más encomiable o abyecto del mundo animal. Ciertamente, puede parecer forzada esta separación entre el sentimiento de empatía y la ética, cuando es lógico pensar que lo segundo proviene de lo primero, pero ahora me interesa destacar la ética como una conquista propia del ser humano, y sujeta a los vaivenes de la historia.
Es innegable que los humanos estamos capacitados para sentir aprecio y respeto por individuos que no pertenecen a nuestra especie, de la misma manera que podemos demostrar exactamente lo opuesto, desprecio -etimológicamente hablando:quitar valor- y falta de respeto, hasta llegar a negarles su misma animalidad. Somos, pues , una especie compleja que, en función de la mentalidad y valores que rijan nuestras vidas, podemos mostrar una amplia gama de actitudes hacia los animales (humanos incluidos). Pues bien,pese a que esta predisposición para empatizar con otros animales puede calificarse de natural, me parece que el antiespecismo, que supone un escalón superior al de la mera empatía, corresponde a un proceso racional profundo, mucho más ligado a la ética, y que hay que enmarcar en el proceso de la evolución cultural del ser humano. Y es que, independientemente del hecho de que a lo largo de la historia hayan surgido, como brotes aislados, algunas personas que han desafiado el antropocentrismo arrasador imperante (Leonardo da Vinci, Plutarco etc, así como, se supone, otros que no han dejado su legado para la posteridad) sólo cabe concebir el antiespecismo como movimiento ideológico a partir de los siglos XIX-XX , y como un eslabón más en el proceso de maduración ética de la especie humana en su progresiva ampliación del concepto de empatía. De hecho, si observamos la Historia humana a vista de pájaro , veremos con bastante claridad tal proceso de maduración, que en sus diferentes peldaños, fue abriendo el concepto de respeto y justicia, desde lo que fuera originariamente la tribu o clan, hasta el actual y aún utópico objetivo de la fraternidad y justicia universal,pasando por las todavía pendientes cuestiones de igualdad en lo referente al sexo, raza etc. De modo que queda claro que el tema de la consideración ética a los animales queda vinculado a este proceso dialéctico (cambiante)en el que constantemente se ven inmersas las diferentes sociedades humanas.
En conclusión, considero importante una reflexión profunda de lo que supone un concepto que puede llevar a no pocos equívocos y simplificaciones,máxime cuando la palabra "especismo" ni siquiera figura en la Real Academia de la Lengua. Si pretendemos ganarnos algún reconocimiento y aceptación social, hemos de ser precisos y rigurosos en estas cuestiones

12 de junio de 2009

Lo de Ronaldo


¡Vaya lío se está montando con el fichaje del Portugués! Ahora resulta que la inversión de Florentino (94 millones de euros) suscita una encendida polémica y todos se ponen a cuestionar violentamente la ética de semejante dispendio. Pues uno ya no entiende nada. ¿Será que repentinamente la gente, los Medios, se han caido del guindo, que acaban de caer en cuenta que esa sociedad de mercado en la que nos hallamos, sujeta a la ley de la oferta y la demanda, es así? ¿Qué ley económica se ha violado?¿Un supuesto código deontológico que preconiza la mesura empresarial? ¡No me hagan reir!¿Y por qué diablos aparecen súbitamente esos datos que muestran lo que se podría comprar con 159 millones de euros (Ronaldo+kaká)? Demagogia infame, pues, que uno sepa, no aparecen semejantes desgloses ante las disparatadas ganancias de cualquier celebridad que anuncie un producto Danone, ni tampoco se sugiere todo lo que se podría conseguir con todo lo que cuesta montar una gira de U2, o con los gastos derivados de un sólo Gran premio de Fórmula 1, o con la organización de una final de la Champions,o con una estancia de siete noches en el hotel Burj al-arab en Dubai, o con un sólo día de publicidad de "El Corte Inglés"... Por no hablar de las colosales cifras que se manejan en el mundo del cine...¿Cuántos hospitales se podrían edificar con los gastos de las cinco pelis más taquilleras del año?
Si se desea criticar la lógica del libre mercado, de acuerdo, pero que se cuestione en todas sus manifestaciones, lo cual llevaría inevitablemente a poner en tela de juicio el sistema en sí. Florentino no ha hecho sino aplicar las reglas que el liberalismo económico impone. Y no cabe imprecar histéricamente contra el sobredimensionamiento del mundo del fútbol precisamente en este momento,pues esto ya viene sucediendo desde hace bastantes décadas, aparte de que son esos mismos medios de comunicación que se llevan hipócritamente las manos a la cabeza, quienes más han hecho por la entronización del becerro de oro balompédico.
El gasto del fichaje de Ronaldo no es más que un símbolo, uno más, de la inanidad e iniquidad de un modelo económico injusto, cruel e insostenible, y que paradójicamente, pese a la riqueza material que es capaz de generar, acaba por empobrecer a sus adoradores.

8 de marzo de 2009

la ignorancia deseada

Quienes me conocen saben de mi veganismo, y también que éste responde a una elemental pero profunda motivación ética: evitar infligir daño alguno a ningún animal a no ser que sea necesario.(y entiéndase este "necesario" en un sentido estricto)

No suelo ejercer de animalista militante, o sea que ni siquiera amigos o familiares habrán tenido que aguantarme peroratas sobre el tema; supongo que mi probada contención y mesura se debe al pudor de quien no desea ser tenido por predicador de causas que no se quieren conocer, o sea que mis tendencias proselitistas (vegangelizadoras, como lo calificó un interviniente del foro vegetariano) se disparan únicamente en el infrecuente caso de que mi interlocutor,por propia iniciativa, me interpela sobre mi inusual proceder. Algo que agradezco, pues me permite liberar ideas que apenas puedo expresar fuera del endogámico ámbito animalista.

Ahora bien, me pregunto por qué la gente no quiere saber; cuando les hablo de documentales que muestran con toda crudeza las diferentes formas de explotación infligidas sobre los animales (Earthlings, Peacable Kingdom, etc), la reacción más frecuente es de rechazo, y me dan a entender que, simplemente, el tema no les interesa, y que no les apetece contemplar escenas desagradables. Da así la impresión de que no hay nada que vincule a esas personas con las terribles imágenes que se muestran en tales programas; y se autoengañan. Por mucho que la sociedad se afane por borrar todo rastro que relacione los muslos de pollo en los supermercados con el indescriptible sufrimiento que tiene lugar en las fábricas de engorde, tal vinculación existe. Y al no querer ver esta relación causal, la gente simplemente opta por mirar hacia otro lado para así seguir viviendo en el Pais de las Maravillas, donde chuletas, codillos y jamones brotan como por ensalmo.
Está claro que a la gente no le agrada enterarse de la tenebrosa realidad de prácticas habituales que les puedan provocar un sentimiento de culpabilidad. Tampoco muchos ciudadanos de la Alemania nazi deseaban conocer qué ocurría a varios kilómetros de sus poblaciones; el averiguar esa terrible realidad podría ponerles en una comprometida situación: la de tener que enfrentar su ética con el espanto que tenía lugar a su alrededor, y del que indirectamente se beneficiaban. ¿Acaso no ocurre hoy en día algo similar en el 1er Mundo, que vuelve su cabeza hacia otro lado para no tener que admitir que prospera a costa de los mal llamados paises en vías de desarrollo?

Considero un acto de coherencia el mirar de frente a la realidad, por dura que nos resulte, o por muy frontalmente que choque con nuestros intereses. Creo que constituye un acto de cobardía el aducir que una cuestión de índole ética no interesa, cuando uno se halla implicado en el problema.

Y sí, prefiero con mucho un carnívoro que mantenga su postura tras haberse enterado de la realidad que otro que lo sea evitando cobardemente todo conocimiento de la misma.Como sostengo que la ética implica conocimiento, me gusta pensar que si alguien me informa de que algún producto del que soy consumidor conlleva algún tipo de explotación, no optaré por cerrar los ojos y mirar hacia otro lado sino que trataré de averiguar su verosimilitud y actuar en consecuencia.Como se dice en cierto anuncio televisivo:"podría ignorar,pero prefiero saber"

20 de febrero de 2009

corazón taurino


No soy en absoluto aficionado a los espacios "rosas", pero de lo poco que he visto, no ha habido vez en que no apareciera un reportaje (por llamarlo de alguna manera) dedicado a algún matador de toros: sean sus amoríos, sus desengaños, la descripción de sus espectaculares cortijos, o simplemente el retrato del torero, con sus proyectos, sueños y aficiones(siempre aparecen rodeados de perros o de caballos, a los que dicen estar tan unidos...¡conmovedor!), lo cierto es que parece indiscutible que estos personajes constituyen uno de los ingredientes imprescindibles en cualquier magazine dedicado al mundo del famoseo. Y sorprende que estos artistas de la muerte figuren en tales programas o revistas con mucha mayor asiduidad que popularísimos deportistas u otras celebridades. ¿Por qué será? La inmediata respuesta es que los toreros parecen más propensos que otros famosos a relacionarse con supermodelos, miembros (¿Miembras, Bibiana?) de la nobleza, divas bien posicionadas en este universo glamoroso o incluso con otras féminas que transitan el perifamoseo, aspirantes a convertirse en "primeras espadas" del papel couché.Mas no es fácil determinar hasta qué punto pueda ser que muchas chicas famosas se vean atraidas por el sangriento perfume que destila de sus chillones trajes de luces,que sientan una morbosa pasión por el oficio de esos ilustres matarifes, rodeado de un aura de noble , varonil y mal entendido heroismo.

No obstante, uno se huele que hay algo más; que en esa estrecha vinculación ( "maridaje" pa los pedantes) entre lo rosa y lo taurino pueden ocultarse ciertos intereses tendentes a inocular en la sociedad la respetabilidad de la tauromaquia. Así, cuando el espectador/radiooyente/lector se encuentra diariamente con noticias relacionadas con el mundo taurino, de alguna manera éste pasa a formar parte de su cotidianeidad y por lo tanto es inconscientemente aceptado como una realidad .(hace ya tiempo que los filósofos advirtieron que lo que nosotros entendemos por "realidad" no es sino una construcción social...) Se trata de una manera muy efectiva de "naturalizar" algo, de igual manera que el fútbol , a base de su constante, machacona inclusión en todo medio informativo, es percibido como una realidad de la que apenas se puede prescindir.
De aquí se sigue que todo movimiento antitaurino se topará con dos tipos de obstáculos: por una parte el proveniente del ámbito taurino propiamente dicho, que a pesar de su poder económico se encuentra en franca decadencia, y por otra la de la opinión pública en general que, previamente preparada por los medios de comunicación, se mostrará indiferente al tema, cuando no abiertamente hostil a los antitaurinos, empeñados en arrebatar al país ese elemento de cotidianeidad al que antes me refería. Puedo imaginarme a miles de señoras lectoras habituales del "Hola", y/o fieles seguidoras de los programas rosas de TV sintiéndose incómodas ante las invectivas proferidas contra sus figuras cercanas, ya casi de la familia, (Cayetano,Jesulín...) por más que ninguna haya pisado jamás un ruedo. Esos toreros han pasado a formar parte de su mundo: Una indiscutible victoria para los intereses taurinos (más bien tauricidas). Se trata, pues de un desagradable caso de simbiosis: el mundo rosa añade carnaza a sus espacios y a cambio incorpora a la tauromaquia al tejido social. Y en realidad esto no sucede solamente en el ámbito del cotilleo; hace unos días tuve que sufrir la chirriante escena del futbolista brasileño del betis Ricardo Oliveira ataviado con el traje de luces .Y ya va siendo frecuente tal inclusión de la iconografía taurina en programas deportivos...
Se observa, pues, que la tauromaquia cuenta con poderosos e influyentes apoyos -los medios de comunicación- y esta constatación preocupante dificulta enormemente la labor que los antitaurinos hemos emprendido para extirpar de nuestro pais este monstruoso e indigno espectáculo.

15 de febrero de 2009

Un replanteamiento teológico


Estaba duchándome, cuando se me ha ocurrido lo siguiente: Me resulta curioso que los humanos nos hayamos enfrascado durante siglos en profundos y apasionados debates sobre la existencia o inexistencia de Dios (o Dioses), cuando lo cierto es que tal cuestión es absolutamente secundaria a lo que verdaderamente nos concierne y angustia: la permanencia post mortem de nuestro "yo". Y considero un error de bulto, aun cuando esté tan sumamente extendido, que se vincule mecánicamente la existencia de Dios a la inmortalidad del alma. Si se piensa detenidamente en este aspecto, no se ve nada que ligue necesariamente ambos conceptos, o sea que si Dios existe, caben lógicamente dos posibilidades:
-o que Dios haya dispuesto que mi "yo", mi esencia, mi alma se perpetúe bien sea en el paraiso o en los infiernos
-o bien que quien nos ha creado nos haya puesto una fecha de caducidad; con la muerte, somos destruidos,y no sólo físicamente: bye a nuestro querido "yo". Esto es algo con lo que ningún deista parece contar, pero desde el punto de vista lógico no puede de ninguna manera ser descartado.
Claro que hay quienes (hinduistas, budistas, Panteistas...)recurren a otra vía:tras la muerte (haya reencarnaciones o no), nos fundimos con el cosmos o con la divinidad,o con Lo Uno o como se nos ocurra denominarlo, de tal manera que pasaríamos a un estadio diferente -superior- de existencia.Como consideran el "yo" como algo ilusorio, engañoso, ponen todo su énfasis en un estado de existencia diferente a todo lo que conocemos. Esta vía es ingeniosa y muy poética, pero al fin y al cabo irrelevante para mí, pues si mi "Yo", mi principio de individuación se pierde o disuelve, a todos los efectos es lo mismo que la desaparición: no puedo, en términos humanos -los únicos de que dispongo- concebir un ser sin un "yo" individual; la fusión implica de facto, mi destrucción.

Sobra indicar que la posibilidad restante, la de la no existencia de Dios, conduce indefectiblemente al fin de mi "yo":El cese de mi actividad cerebral supone el fin absoluto y definitivo. Entonces me pregunto si existe alguna diferencia significativa entre la no existencia de un Ser Creador y la existencia de un Ser tal pero que no contemple la pervivencia de mi "yo"....Por lo que a mí concierne, es lo mismo :si yo no existo, ¿qué mas me da si hay un Dios , un Olimpo repleto de ellos, o nada en absoluto?
Claro que todo seguidor de una religión establecida (monoteista, principalmente) descartará un Dios así, amparándose en ciertos textos sagrados, o en cierta autoridad supuestamente docta en estos temas, que garantizan que El Creador es tal como le han contado, esto es, que contempla la inmortalidad del alma humana.Ya, es más fácil obedecer que pensar, o sea que muchos evitarán a toda costa plantearse nada en absoluto, y optarán por refugiarse en sus cómodas "certezas"

Pero por lo que a mí se refiere,lo expuesto anteriormente quizás me obligue a replantearme mi etiqueta de "ateo" por la de "no creyente en la inmortalidad del alma" que, repito, es lo que en definitiva me importa...

Relacionada:
Es muy recomendable el texto del teólogo Lenaers, que se puede bajar desde el enlace.
12. PAN INTEGRAL EN VEZ DE CHOCOLATINAS ¿Hay una vida después de la muerte?

11 de febrero de 2009

A los escépticos del calentamiento global


A los ciudadanos de a pie hay ciertos temas que nos sobrepasan; sencillamente, no podemos ser lo suficientemente expertos como para comprobar por nosotros mismos cuestiones de complejísima profundidad científica. A diferencia del tema animalista, del que soy lo bastante competente como para estar 100% seguro del sufrimiento animal , de las terribles dimensiones de su explotación, y de la no necesidad de su uso (por lo cual se convierte en "abuso"), hay temas como "el calentamiento global", "la energía nuclear" etc en los que los legos no podemos ser competentes, y por lo tanto hay que dar "un salto de fe", es decir, creer en una opción por razones ideológicas, por intuiciones etc.
en el caso del calentamiento global, son varias las razones que me llevan a confiar en su existencia y gravedad
1- El creciente y ya casi abrumador consenso de los expertos en la materia. Hace unos años había bastantes escépticos que ahora han cedido ante lo que ellos califican de datos contundentes e irrefutables
2- La otra razón es mi puro interés: Imaginemos que llamas a dos arquitectos expertos para que examinen tu casa. Uno te dice que a menos que tomes medidas urgentes, la casa se derrumbará. El otro afirma no ver motivos claros para la preocupación. ¿Qué harías? Sin duda ninguna, como es mucho lo que tienes que perder , tomarías medidas por si "el catastrofista " estuviera en lo cierto. Pues aquí ocurre igual, la diferencia es que en este caso la casa es nuestro planeta Tierra. Existe una posibilidad (ínfima, a juzgar por el consenso científico)de que el calentamiento sea un camelo, o de que dicho calentamiento no sea antropogénico (debido, por ejemplo, a las variaciones periódicas de la irradiación solar, que en efecto se producen) pero considero de locos refugiarse en el negacionismo y permanecer con los brazos cruzados a ver qué ocurre. Hay demasiado en juego, por lo que la única opción viable es dar crédito a los defensores de la existencia del calentamiento global causada por nuestro estilo de vida, y tomar las medidas pertinentes para evitar que nuestra casa colapse.
Por eso detesto tanto las frecuentes manifestaciones de los negacionistas:basta un aficionadillo al clima que airee que todo es un bulo para que eche una fatal sombra de la duda y sirva de coartada a quienes (todopoderosas compañías petroleras, automovilísticas, etc) quieren que todo siga igual:un ser humano vomitando contaminación y mierda a diestro y siniestro poniendo así en riesgo la viabilidad de la vida en la Tierra

30 de enero de 2009

Pobre Michelito


Pobre Michelito, condenado por su entorno familiar a convertirse en asesino a tan tierna edad. Marcado como torero a los diez años de vida, a una edad en la que no se posee una voluntad libre, en la que nuestros gustos, valores, principios no son sino mero reflejo de aquello que nos rodea. Estremece pensar que el hecho de nacer y criarse en un entorno cinegético, taurino....determina decisivamente no sólo a Michelito, sino a todo aquél que tenga la desgracia de encontrarse en su posición; somos primates, y como tales, nuestros primeros años de aprendizaje son indefectiblemente de carácter mimético,al succionar pasivamente los principios de aquéllos que nos son más próximos.No es realista concebir a un vástago de jesulín, de Paquirri, clamando a los diez años por los derechos de los animales, de la misma manera que nos resultaría insólito imaginar a un niño rebelándose enérgicamente contra la dieta impuesta por sus progenitores vegetarianos. Y esto me genera una incómoda sensación de náufrago, víctima irremediable de la caprichosa dirección que tomen los vientos. Cierto es que ya hace bastantes siglos el ilustre Spinoza argumentó de forma brillante que la idea que poseemos de libre albedrío es en realidad ilusoria, y que en la práctica, la mayor parte de nuestro comportamiento está determinado por una compleja red de factores de la mayoría de los cuales no somos siquiera conscientes. Pero Michelito crecerá, llegará a una edad adulta en la que el menos en teoría será capaz de poner en cuestión los valores recibidos y elegir cuáles han de regir su vida. No es probable, pues lo habitual es que esos principios que hemos mamado sigan condicionándonos, pero es necesario reivindicar ese resquicio de libertad que nos haga pasar por un auténtico tamiz crítico el software ético que nos fue inculcado a lo largo de nuestra infancia. Qué deseable sería que en determinado momento de nuestra vida nos detuviéramos a valorar críticamente las normas por las que nos regimos de una manera tan desesperantemente automática. Una vida no examinada no merece la pena ser vivida, escribió Aristóteles. Guardemos, pues todos los improperios que teníamos preparados para ese pobre niño torero, y reservémoslos para cuando tenga que cargar con su adultez. Entonces sí será responsable.

7 de enero de 2009

La magia de los Reyes...




está en el Corte Inglés, of course, ¿dónde si no? Y es que estos son los supremos templos dispensadores de regalos, en donde todo, absolutamente todo puede encontrarse con un leve movimiento de la moderna y prodigiosa varita mágica llamada tarjeta de crédito.¿Que a la dama se le antoja un abriguito de visón? ¡Zas! O el peque se encapricha de un quad? ¡Flash! ¿Cabe mayor sortilegio? Todo deseo se hará realidad , siempre, claro está, que tu billetera esté bien poblada, que si no el encanto se evapora en cuanto unos gorilas te desalojan del lugar con profesional rapidez y discreción. Pues sorry, hay numerus clausus para la magia y sin $$$ no hay paraíso…
No sé, todo esto me transmite una idea un tanto esquizofrénica de los Reyes Magos: por una parte, un hermoso marco donde niños y grandes se dejan atrapar por ese toque mágico, como si Peter Pan nos transportara a un mundo fantástico, idílico, donde todo son dádivas, sonrisas y agradables sorpresas en medio de un acogedor ambiente familiar. Pero por otro, Melchor Gaspar y Baltasar, se despojan de las capas y se enfundan trajes y corbata, se afeitan sus barbas , se rapan sus largos cabellos y se engominan su pelo . Y el oro , incienso y mirra se convierten en la Wii, la fragancia Anaïs de Cacharel y la TV de plasma, por obra y gracia de las mágicas Visa y Mastercard. Y, vaya, con esto a mí por lo menos el hechizo se me aguachina bastante. Menos mal que los pequeños tardarán años en enterarse de la prosaica realidad. Y hay que procurar que así sea, que los nenes babeen embelesados, creyendo que la vida es como un cuento Disney ,que la magia se mantenga a toda costa, que los peques ignoren que los presentes no se prodigan de forma indiscriminada, sino que , como todo en la vida, responden a un pedigrí con reglas bien precisas: unos se llevan la última versión de “La Play” mientras que otros, si tienen suerte, se llevarán los viejos juguetes descartados por aquéllos. Así es la vida,¡ pero que nuestros infantes no se enteren!
Uff, doy gracias a Dios por no creer en Él, ya que de lo contrario mi indignación por la absoluta adulteración de lo que es una celebración cristiana se cuadruplicaría. No hay que ser muy avispado para comprobar la completa fagocitosis de la Navidad por parte de la sociedad de consumo y me resulta extraño que los cristianos no se revuelvan ruidosamente ante tan colosal apropiación. Quizás peque de ingenuo al imaginarme una celebración cristiana envuelta en la austeridad y solemne silencio ante el nacimiento de un niño Hijo de Dios que años después llegaría a afirmar gravemente y sin ambages que antes pasaría un camello por el ojo de una aguja que un rico en el Reino de Dios; a cuántas gargantas se les atragantaría el hueso del pavo si se les recordaran estas incómodas palabras en medio del banquete…Pero, ¡no!, ¡Shhh! No conviene transmitir este tipo de mensajes, que lo que hay que conseguir es armonizar la magia transmitida por la iconografía cristiana con la fría lógica monetarista impuesta por esta sociedad capitalista. Y poco a poco, de una manera gradual pero implacable, a base de periódicas avalanchas de juguetes, los niños irán convirtiéndose en mini consumidores adictos, en realidad en buenos ciudadanos, ya que así entrarán de lleno en la lógica capitalista de producir y consumir sin descanso. Vemos, pues el importante empujón que suponen los Reyes para ir formando hábitos mecánicos de consumo sin fin. Buen trabajo, Dioses del marketing por crear usos y costumbres en los ciudadanos de los que no se despojarán en toda su vida. Al fin y al cabo, en esto consiste la verdadera magia, la magia del capitalismo que nos sume en la eterna noria de la insatisfacción perpetua.
Santo, Santo, Santo es el Señor Corte Inglés,
Dios del universo capitalista.
Llenos están todas sus secciones de ávidos clientes
Hosanna en la Tierra (pobre tierra)

3 de enero de 2009

EL PRECIO DEL PLACER




Un año más, los alaridos y súplicas de los muchos animales que pueblan los platos de los festejos navideños Han quedado ahogados por el jolgorio de los comensales, acallados por los ruidosos deseos de paz y amor para todos ¿todos, realmente? El cerdito recién nacido (llamado cochinillo), el cordero lechal, el pato de cuyo hígado reventado extrajeron el foie, el ternero….todos ellos son testigos mudos de las estentóreas celebraciones de los humanos en unas fechas de pretendida bonhomía y fraternidad universal. Curioso.
Uno, en su infinita ingenuidad, sueña con que en algún momento del ágape, algún celebrante albergue un fugaz pensamiento hacia el trozo de carne que yace ante sí , y piense en esas vidas truncadas, arrebatadas por el fútil propósito de dar lustre y postín a las cenas navideñas y proporcionar placer a sus comensales. Me gustaría imaginarme que ese humano, en su arrobo de lucidez, decidiera contrapesar el pasajero deleite derivado de saborear las tiernas carnes del animal sacrificado frente a la vida de ese animal. Me pregunto qué resultado obtendría de tal pesaje. ¿De verdad vale la pena ese momentáneo placer de las papilas gustativas a expensas de la vida de un animal sensible? Supongo que la vida de un cerdo o de una oveja puede parecer simple y pobre a ojos de un humano -¡ay, la megalomanía humana de la que hablaba Freud!-, pero nadie puede negarles todo un universo de sensaciones, de sentimientos, de complejas interacciones con otros seres…Lamentablemente, el antropocentrismo que se nos ha ido incrustando a lo largo de los siglos nos ha conducido al radical desprecio y devaluación de toda vida que no sea humana hasta el punto de considerar a los animales como…cosas, meros instrumentos a nuestra disposición y antojo. Pues maldita sea una civilización que es capaz de llegar a tal espuria bajeza, que ha llegado a ignorar completamente el mudo llanto de tantos millones de víctimas condenadas a una no-vida. Es de esperar que cada vez más personas sensibles y con cierta capacidad de pensamiento independiente tengan el coraje ético de desmarcarse de la cosificación animal que dicta toda cultura capaz de primar el placer culinario sobre el innecesario padecimiento y muerte de incontables seres sensibles e inocentes .