15 de noviembre de 2009

puñetazo al corazón


Pues sí, hoy acabo de recibir un fuerte puñetazo en el pecho, y me ha alcanzado en pleno corazón. El autor de esta agresión se llama "HOME". Su delito:en 130 minutos me ha arrancado bruscamente de mi plácido bienestar y me ha propinado una sonora bofetada en forma de cuadro general del mundo. Con unas imágenes espectaculares y reveladoras ha ido mostrando de una forma contundente, descarnada, cómo los humanos estamos convirtiendo a este planeta en una auténtica mierda. Conocida es la frase de Schopenhauer:"el hombre ha hecho de la tierra un infierno para los animales" Y para muchos humanos, cabe añadir.Lo curioso es que el insigne pensador vivió hace 250 años. ¿Qué diablos diría ahora?

Si bien el principio del documental transcurre de una forma un tanto lenta y espesa, hacia la media hora se van destapando los hechos, y lo que sale hiede de verdad; el espectador se ve confrontado con la inmensa locura que conlleva el modo de vida occidental: a través de una serie de escenas aéreas, a la vez hermosas y lamentables, se muestran las tremendas heridas que estamos infligiendo a diferentes zonas de la Tierra y el corazón duele -literalmente- con las brutales imágenes del 3er Mundo, los verdaderos paganos de esta tremebunda crisis demográfica y medioambiental que se va manifestando con fuerza creciente.

Lo bueno de este tipo de programas es que , tesela a tesela, podemos ir componiendo el mosaico completo de nuestro planeta. Es posible que, apoltronados en la diminuta celdilla uterina en que vivimos nos formemos una idea distorsionada de la realidad, que no veamos el problema general, pero si vamos uniendo cabos tendremos conciencia del cuadro más o menos completo, que resulta ser más que inquietante. Claro que quienes ocupamos los nichos de privilegio quizás no seamos conscientes - o no queremos serlo-, de la iniquidad inherente del modelo actual de desarrollo, pero nuestra perspectiva sería radicalmente diferente si habitáramos en infiernos humanos como Lagos, o en ex-paraisos en frenético proceso de degradación, como Indonesia , Amazonia o Malasia.

Lo malo de estos programas es cómo le dejan a uno: magullado, conmocionado, y preso de un tremendo sentimiento de culpabilidad. Las lágrimas derramadas denotaban angustia, al contemplar la inmensidad de la sistemática destrucción, e impotencia, por ser consciente de que la solución no está en manos de uno, sino en la de varios miles de millones de personas, en absoluto dispuestas a alterar sus hábitos a no ser que las cinematográficas escenas apocalípticas de Roland Emmerich lleguen a tomar cuerpo, en cuyo caso, será obviamente demasiado tarde.

Y ante la especial urgencia de la situación, ya que científicos, biólogos y climatólogos califican este momento como el más decisivo en toda la historia del Homo sapiens , no alcanzo a comprender cómo no se dan expresiones públicas de rabia por parte de la población concienciada. No me explico cómo los Medios de comunicación no se hacen eco como es debido de unas amenazas que han dejado de ser meras hipótesis (¿no es lógico pensar en programas como HOME, LA HORA 11 u otros del estilo, emitidos en horario de máxima audiencia y acompañados de un debate posterior?). No llego a entender a esta población abúlica, infantilizada, apacentada por la sociedad del bienestar, dispuesta a abdicar del conocimiento responsable y comprometido en favor del puro entretenimiento (homo ludens). Acabaremos siendo ahogados por nuestro propio detritus, y desde luego mereceremos la muerte por empacho.
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