10 de enero de 2010

la felicidad de El Corte Inglés


En la última campaña televisiva de El Corte Inglés, una voz de mujer exclama con entusiasmo: "¡Qué calidad! ¡Qué precios! ¡Esto es la felicidad!" (Emitido en la ETB)
Hace algunos años, otro anuncio radiofónico presentaba a un grupo de amigos en un bar, en medio de un ambiente relajado,todos con su copita de "Soberano". Y finalizaba con esta perla: "Soberano:para hacernos un poco más amigos"
Los brandys favorecen la amistad, las compras proporcionan la felicidad.... Da un poco de asco, ¿no? Y lo peor no son las campañas en sí, sino que en buena medida tales vinculaciones se van autentificando, tal es la fuerza ideológica de las fuerzas que dirigen el mercado; las empresas crean actitudes y patrones de comportamiento.El ocio se desarrolla en las cada vez más mastodónticas ciudades comerciales. Nos han inculcado la noción de que pasar el tiempo comprando es una actividad placentera.Y nos lo hemos creido

Y si bien este cínico no se cuenta entre los admiradores de Agustín de Hipona, al santo lo que es del santo, el tipo hace muchos siglos, sin duda influido por el estoicismo tan en boga en su época, distinguió claramente entre los bienes de fortuna y los bienes espirituales, y afirmó que la felicidad no puede provenir de la posesión de aquéllos, sino sólo de la captación y asunción de éstos. Claro que mi idea de "bienes espirituales" difiere completamente de la de Agustín (el se refería a Dios, a valores religiosos); en todo caso,compartimos la noción de que la felicidad -suponiendo que sea posible como estado duradero- no es de naturaleza material, sino que proviene de la "calidad" de los pensamientos de cada uno.

Y, lo siento , Zapatero, pero no pienso hacerte caso en tus repetidas, casi agónicas llamadas para incrementar el consumo; como me resisto a mantener viva la hoguera del consumismo, admito ser un mal ciudadano en este importante aspecto, capital para el engranaje en el que nos hallamos. Allá vosotros, los socialistas, en vuestro peculiar matrimonio con El Corte Inglés y con todo aquello que Pablo Iglesias denostaba, que aún hay gente -pocos- que luchan por mantener cierta coherencia vital. Y reitero que más allá de lo que pudiera parecer una postura numantina de resistencia frente a la superficialidad hiperconsumista e incluso más allá del discurso que defiende que el invasivo tumor desarrollista acabará por destruirnos, de verdad que uno sostiene que la felicidad nada tiene que ver con la que nos propone (¿o impone?) El Corte Inglés.

2 comentarios:

Senyor_X dijo...

Otra perlita que pude escuchar hace unas semanas por la radio "En el cortinglés queremos que ser feliz te sea muuucho más fácil..."

Un saludo!

Marcelo dijo...

¡Hola!
Me gustó mucho tu blog.
¿Ya has visto Ergo Proxy? Creo que te gustaría...
¡Saludos!