3 de enero de 2010
La ética en la experimentación animal
Hace un rato una apreciada ex-alumna estudiante de filosofía me interpelaba sobre la ética en la experimentación con animales . Le he improvisado unas lineas, y como me el tema me ha parecido interesante, ahí van mis ideas al respecto
Supongo que la clave es establecer si los animales merecen una consideración ética. Si es así, a continuación hay que determinar hasta dónde llegamos en tal consideración.
Está claro que en la experimentación subyace una ideología utilitarista: salvar a X humanos se considera un bien mayor que "sacrificar" X animales
Pero, claro, ¿no se puede hacer este cálculo utilitarista entre humanos? Ej, sacrificar a 3 humanos para salvar a 100.000 humanos?. O por ponerlo en términos menos dramáticos, ¿someter a humanos a experimentos que entrañan cierto peligro en aras de lograr significativos avances médicos?
Pues esto último es considerado (en teoría) inaceptable, pues cuando se habla de cuestiones interhumanas prima el deontologismo de base kantiana: el ser humano en ningún caso ha de ser utilizado como un medio, ni aún cuando con ello se obtengan beneficios para un gran número de personas. De acuerdo con el sabio de Königsberg, el ser humano es siempre un fin en sí mismo,con lo que toda estrategia utilitarista queda firmemente condenada.
Por contra, Kant excluyó a los animales no-humanos de esta máxima deontologista, y por lo tanto consideró que sí es aceptable considerarlos como meros medios al servicio de los propósitos humanos.
Bárbara dice:
por lo tanto, todo depende de si vemos a los animales como puras máquinas sin dolor, sentimientos, tipo Descartes
A lo que respondo:
En teoría el mecanicismo cartesiano debiera estar completamente superado, dados los tremendos avances en fisiología y etiología animal, pero en la práctica no cabe duda de que los animales siguen siendo vistos como recursos
Lamentablemente la sociedad actual se halla aún estancada, embarrancada en ese mecanicismo tan lamentable y equivocado
Y volviendo a la cuestión anterior, cabe preguntarse por qué existe tal disparidad entre el utilitarismo cuando se habla de experimentación animal y el tajante deontologismo cuando se habla de una posible experimentación humana. Pues detrás de todo persiste una visión sacralizada del ser humano, que nos autocoloca en un plano diferente al resto de las especies. Y esto es una construcción artificial de la sociedad radicalmente antropocentrista que nos rodea
Total, yendo al grano, no veo por qué no se pueda mantener una posición deontologista (un NO por principio) en torno a la experimentación animal: es decir, que aunque se avance menos en medicina se considere inaceptable sacrificar a animales inocentes.
Se dirá que esto ralentizaría los progresos en medicina.¿Pensaría de igual manera si fuera un parapléjico a la espera de un remedio salvador?
A lo que se puede replicar que, igualmente, cabe concebir que también se podrían obtener impresionantes avances médicos si se experimentaran determinados fármacos directamente sobre ciertos tipos de seres humanos (condenados a muerte, personas en un estado de coma irreversible ,etc). Es lógico pensar en unos resultados muy superiores si los experimentos se realizan sobre humanos con una fisiología similar que si tienen lugar sobre cobayas o perros, cuyas reacciones ante ciertos tipos de substancias pueden diferir de las nuestras de forma significativa.
Pero esta idea resulta tabú para muchos, de tal manera que el mero hecho de mencionarlo ya desencadena airadas reacciones de repulsa. Pues bien, no veo por qué no pueda sostener un NO igual de taxativo en cuanto a la experimentación animal, independientewmente de los posibles beneficios que pudieran derivarse de su empleo.
Todo se reduce, pues a una cuestión de mentalidad: del mismo modo que no nos damos de cabezazos contra la pared por no disfrutar de los avances que tendrían lugar con la experimentación humana, también es posible mantener una actitud satisfecha que no eche de menos la experimentación sobre animales no humanos. Como ya he comentado, la clave reside en la importancia que atribuyamos a la vida animal
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