15 de febrero de 2009

Un replanteamiento teológico


Estaba duchándome, cuando se me ha ocurrido lo siguiente: Me resulta curioso que los humanos nos hayamos enfrascado durante siglos en profundos y apasionados debates sobre la existencia o inexistencia de Dios (o Dioses), cuando lo cierto es que tal cuestión es absolutamente secundaria a lo que verdaderamente nos concierne y angustia: la permanencia post mortem de nuestro "yo". Y considero un error de bulto, aun cuando esté tan sumamente extendido, que se vincule mecánicamente la existencia de Dios a la inmortalidad del alma. Si se piensa detenidamente en este aspecto, no se ve nada que ligue necesariamente ambos conceptos, o sea que si Dios existe, caben lógicamente dos posibilidades:
-o que Dios haya dispuesto que mi "yo", mi esencia, mi alma se perpetúe bien sea en el paraiso o en los infiernos
-o bien que quien nos ha creado nos haya puesto una fecha de caducidad; con la muerte, somos destruidos,y no sólo físicamente: bye a nuestro querido "yo". Esto es algo con lo que ningún deista parece contar, pero desde el punto de vista lógico no puede de ninguna manera ser descartado.
Claro que hay quienes (hinduistas, budistas, Panteistas...)recurren a otra vía:tras la muerte (haya reencarnaciones o no), nos fundimos con el cosmos o con la divinidad,o con Lo Uno o como se nos ocurra denominarlo, de tal manera que pasaríamos a un estadio diferente -superior- de existencia.Como consideran el "yo" como algo ilusorio, engañoso, ponen todo su énfasis en un estado de existencia diferente a todo lo que conocemos. Esta vía es ingeniosa y muy poética, pero al fin y al cabo irrelevante para mí, pues si mi "Yo", mi principio de individuación se pierde o disuelve, a todos los efectos es lo mismo que la desaparición: no puedo, en términos humanos -los únicos de que dispongo- concebir un ser sin un "yo" individual; la fusión implica de facto, mi destrucción.

Sobra indicar que la posibilidad restante, la de la no existencia de Dios, conduce indefectiblemente al fin de mi "yo":El cese de mi actividad cerebral supone el fin absoluto y definitivo. Entonces me pregunto si existe alguna diferencia significativa entre la no existencia de un Ser Creador y la existencia de un Ser tal pero que no contemple la pervivencia de mi "yo"....Por lo que a mí concierne, es lo mismo :si yo no existo, ¿qué mas me da si hay un Dios , un Olimpo repleto de ellos, o nada en absoluto?
Claro que todo seguidor de una religión establecida (monoteista, principalmente) descartará un Dios así, amparándose en ciertos textos sagrados, o en cierta autoridad supuestamente docta en estos temas, que garantizan que El Creador es tal como le han contado, esto es, que contempla la inmortalidad del alma humana.Ya, es más fácil obedecer que pensar, o sea que muchos evitarán a toda costa plantearse nada en absoluto, y optarán por refugiarse en sus cómodas "certezas"

Pero por lo que a mí se refiere,lo expuesto anteriormente quizás me obligue a replantearme mi etiqueta de "ateo" por la de "no creyente en la inmortalidad del alma" que, repito, es lo que en definitiva me importa...

Relacionada:
Es muy recomendable el texto del teólogo Lenaers, que se puede bajar desde el enlace.
12. PAN INTEGRAL EN VEZ DE CHOCOLATINAS ¿Hay una vida después de la muerte?

6 comentarios:

breathless55 dijo...

Nunca se me había ocurrido pensar que si existe un Dios quepa la posibilidad de que se deshaga de nosotros una vez muertos, es decir, muere el cuerpo, muere el “yo”, excepto para aquellos que después de multitud de oportunidades no evolucionen como entes porque prefieren quedarse anclados en su egocentrismo. En eso si que he pensado, que quién no quiera formar parte de un universo que funciona en armonía, el propio universo se deshará de ellos, pero no porque el universo no los quiera, sino porque uno mismo no quiere formar parte de él.

¿Y si existe Dios y cuando el cuerpo físico caduca todo se termina, ¿qué sentido tiene la vida¿? ¿y el sufrimiento¿? ¿qué sentido tiene la vida de quienes no han conocido otra cosa más que dolor, maltrato, injusticias, etc¿? Si así fuese para mí la vida no dejaría de ser más que una losa que muchos no eligieron soportar. Es una opción……..pero ¿qué es lo que se puede pasar por la cabeza de un Dios que crea un mundo y a todos nosotros si nuestras vidas son tan limitada, tan solo algo físico¿? ¿un juego¿? ¿un experimento para ver como funcionan sus soldaditos¿?

¿Y si no existe Dios¿? La no existencia de Dios no tiene porque significar que nuestro “yo” desaparezca. ¿y sí todos somos “Dios”¿? ¿qué es lo que te hace pensar que la inexistencia de un Dios conduce a la extinción del “yo¿? Siempre he creído en la existencia de un Dios pero hace poco me pregunté si creía en Dios y creo que dejé de creer en un Dios creador de todo, pero creyendo en un mundo espiritual sin creer en algo superior al resto se me hace complicado encontrar una respuesta teológica al sentido de la vida.

Respecto a las reencarnaciones, existiendo o no existiendo un Dios, y digo existiendo porque ¿porqué han de ser incompatibles¿? ¿Y si Dios nos da la opción de volver a la vida para mejorar¿? son una manera de evolucionar como entes, pero ¿qué sentido tiene reencarnarme para mejorar vidas pasadas si no me acuerdo en que erré¿? A lo mejor Dios, el universo o nosotros mismos decidimos en que escenario queremos volver a renacer, elegimos el lugar y situación que mejor propicie nuestro desarrollo como entes.
¿Fundirnos con el cosmos¿? Eso sí que no tendría sentido, ninguno. Igualmente pienso que es la destrucción del Yo.

DDAA dijo...

No sé si breathless se habrá parado a pensar en las dificultades que plantea la idea de un "yo" eterno. Si la extinción de nuestro "yo" nos espanta, el espanto no debería ser menos en el caso de su eternidad (incluso haciendo abstracción de que adornemos ésta con la gilipollez de los castigos y premios, como si la vida fuera un concurso televisivo a escala cósmica).

Borges dedicó uno de sus mejores relatos a la idea de la inmortalidad como pesadilla, si bien se trataba de una inmortalidad en este mundo, no en otro. Pero este es el único mundo que conocemos.

Y bastante de Borgiano tiene la espiritualidad oriental, que considera los sucesivos nacimientos y encarnaciones, no como "segundas oportunidades", sino como una cadena de la que hay que liberarse. En Occidente mantenemos la idea infantil de una "vida eterna", expresión oximorónica donde las haya (pues se trata de conceptos antitéticos: si hay vida no hay eternidad y si hay eternidad no hay vida).

Lo cierto es que los griegos, los romanos, los judíos o miles de humanos anteriores al advenimiento del cristianismo no necesitaban para nada una vida eterna. Podríamos aprender de ellos y acudir a Epicteto, Marco Aurelio o Epicuro para orientarnos en cuanto a vivir una vida plena sin recurrir a ficciones consoladoras.

erfoud dijo...

De acuerdo con tu apunte:bien pensado, la inmortalidad es prácticamente tan inconcebible como el no-ser. El problema es que "por defecto", nos sentimos más inclinados a preferir creer aquéllo (en cualquiera de sus formas) que en ésto

-- dijo...

Pero no entiendo, DDAA, ¿por qué si hay vida no hay eternidad y si hay eternidad no hay vida?

DDAA dijo...

Porque la vida, por definición, es finita. Decimos que existe vida cuando hay nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte.

-- dijo...

¿Qué ocurriría si la definición de "vida" fuera otra?

Por ejemplo, ¿no podría decir alguien que la muerte es precisamente el cese de la vida? En ese caso nos topamos con que dentro del ciclo de la vida se encuentra la muerte al final del mismo. Pero es precisamente ahí donde la vida acaba, no es parte de ella, sino algo así como un límite externo, tal vez del mismo modo en que la tierra que rodea el agua del océano no es parte de ella, sino un límite.

El que algo siga de otra cosa no significa que una pertenezca a la otra. De otro modo, ¿cómo podríamos decir que son subsecuentes?

El concepto de vida como finitud pertenece a la biología como un hecho observable, pero no a todos los ámbitos, como el de la metafísica, por ejemplo.