11 de octubre de 2009

Anuncios pseudobucólicos



Cada vez me indigna más ver la capacidad de manipulación de la realidad por parte de determinados spots publicitarios. Vale que la función de la publicidad es presentar el producto de una forma lo más idealizada posible, pero habría que determinar cuidadosamente cuáles son los lindes entre el maquillaje embellecedor y la pura publicidad engañosa.

Se pueden encontrar tales contornos difusos en múltiples tipos de anuncios, pero me centraré en un par que, casualidad, tocan el ámbito animal que, lo admito, tanto me obsesiona.

Fijáos en el de "Casa" Tarradellas, en el que mediante una suave melodía se nos presenta una Masía tradicional situada en pleno campo, entre doradas espigas, de donde se da a entender salen artesanalmente las pizzas y el espetec. La verdad es que ignoro si hay alguien tan inocentón como para imaginarse un cuadro así de bucólico, cuando la realidad, mucho más prosaica, es la de una gran nave donde los ingredientes van pasando por una cinta transportadora ante el control y manipulación de una serie de eficientes operarios, todo ello en un ambiente completamente aséptico, tecnificado, industrial. No,la evocación de esos caseríos anclados en el tiempo, donde el niño urbano admira la sabiduría rural del encantador abuelete en absoluto tiene lugar en las plantas de Tarradellas. Tampoco los cerdos, la "materia prima" del espetec y del jamón, se revuelcan alegremente por los barros que rodean a esa inexistente granja, ni las vacas que , digamos, aportan la leche y el queso de los productos Tarradellas, pacen en los amplios valles circundantes.Por desgracia, todo cambia por completo una vez nos apeamos de este cuadro pastoril ofrecido por la mercadotecnia Tarradellense.

Algo parecido ocurre con los spots de Mac Donalds con que machaconamente nos martillean todas las cadenas televisivas , donde se muestran vacas apaciblemente pastando en campo abierto, en unos valles de intenso verdor. Uno no puede evitar pensar en lo bien que se encuentran; ¡Pero si sólo les falta sonreir! También en este caso la tonadilla es agradable, tranquilizadora, como si musicalmente se nos quisiera transmitir un mensaje de paz cuasigandhiano:"todo es correcto, consumidor, no te preocupes por naaada" Y el remate a la mistificación publicitaria es el cuidado que se toma por denominar al producto cárnico como "carne de vacuno", con lo que se evita mencionar el mucho más biológico término "vaca", que pudiera llevar a plantear preguntas incómodas e impertinentes.

Esta manía por pintarnos un cuadro bucólico, falaz hasta la náusea, se repite en otros anuncios relacionados con productos animales (leche, queso, jamón...) Es posible que los consumidores estén dispuestos a dejarse inyectar esos anuncios-placebo, a tragarse la engañifa de animales felices -después de todo,como partes interesadas, les conviene hacerlo- , pero para aquellos que quieran conocer la verdad desnuda, basta una ojeada por cualquiera de esos pabellones de engorde que salpican toda nuestra geografía para que toda esa hermosa imagen pastoril quede abruptamente hecha trizas.

Está claro que este mundo es de quienes poseen los medios económicos de imponer su visión falseada de las cosas. A quienes sabemos cómo es la triste realidad sólo nos queda el pataleo y la remota esperanza de que alguna vez estos burdos fraudes queden al descubierto
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